La Ciudad Vieja (Staré Město) fue el lugar del asentamiento original de Praga. En el siglo XIV, Carlos IV expandió la ciudad con la fundación de la Ciudad Nueva. Los dos barrios se encuentran separados por la calle Na Příkopě.
Al otro lado del río Moldava se encuentra la Ciudad Pequeña. Estas dos secciones de la ciudad se encuentran conectadas por el Puente de Carlos.
Reúne algunos de los edificios más antiguos de la ciudad, que se encuentran en torno a la Plaza del Ayuntamiento.
En el centro de la plaza se encuentra una estatua del reformador religioso Jan Hus, quien fue quemado vivo por sus creencias. La estatua se conoce como Monumento a Juan Hus fue erigida el 6 de julio de 1915 en el 500º aniversario de su muerte.
Los monumentos más destacados son:
- La Iglesia de Nuestra Señora de Týn: situada cerca de la plaza de la Ciudad Vieja, empezó a construirse en el siglo XIV pero no fue finalizada hasta el siglo XVI. A pesar de las muchas reformas que ha sufrido su estilo principal es el gótico. Su elemento más característico son la pareja de torres gemelas que se alzan por encima de los tejados de la plaza de la Ciudad Vieja.
- El Ayuntamiento Viejo: Su elemento más famoso es el reloj astronómico (Staroměstský orloj), de 1410, el más antiguo de su tipo en Europa. Cada vez que da la hora salen unas figuras que representan a los doce apóstoles y otros personajes, el más famoso de los cuales es un esqueleto, que con movimientos afirmativos de la cabeza recuerda la universalidad de la muerte. La fachada principal del ayuntamiento daba sobre la plaza pero lamentablemente los alemanes destruyeron esta parte en 1945, así como todos los archivos que en él se conservaban, justo el día anterior a la llegada del ejército ruso que liberaría la ciudad. El edificio nunca fue reconstruido y en su lugar hay un espacio arbolado.
- El Cementerio Judío: situado en el centro del barrio Josefov. Pese a su pequeñez alberga hasta 12.000 sepulturas (aunque muchos más cadáveres), inhumaciones que se practicaron desde el año 1439 hasta el 1787. Y es que durante más de tres siglos este era el único lugar en Praga donde se permitía enterrar a los judíos. Debido a la falta de espacio hay lugares del cementerio donde se han apilado más de diez cadáveres, nuevos sobre antiguos, echando tierra sobre tierra.
Otros lugares de interés son: Sinagoga Vieja-Nueva, el Klementinum, el Rudolfinum, la Iglesia de San Nicolás.
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