El 17 de marzo de 1939 se produjo una revolución en la República Checa: el comandante de las tropas germanas que ocuparon el país ordenó cambiar el sistema de circulación que había en aquél momento para imponer el sistema de circulación por la derecha. Aunque el cambio se estuviese preparando durante años, su aplicación no fue fácil. Además en Praga el cambio se retrasó 9 días, creando así una situación esquizofrénica donde los conductores que circulaban por la capital aún tenían que conducir por la izquierda, mientras que en el resto del país la conducción se hacía por el sentido derecho.
Aunque en el año 1920 Checoslovaquia firmó el Convenio de París, el cual significaba la aceptación del sistema de conducción por el sentido derecho con el objetivo de coordinarse con otros países europeos, se demostró que efectuar dicho cambio era demasiado complicado y demasiado caro por lo que el plan fue suspendido. En el año 1931 los oficiales de Checoslovaquia prometieron introducir el nuevo plan de circulación en un término de cinco años, pero resultó ser imposible. En el año 1938 los únicos países europeos que aún conducían por la izquierda eran Checoslovaquia, Gran Bretaña, Suecia y Hungría. En Checoslovaquia se tenía planeado efectuar el cambio el 15 de mayo de 1939, un plazo que se preveía que se cumpliría a manos de la invasión nazi.
Y en efecto, el cambio fue ejecutado de manera casi inmediata por el comandante de las tropas germanas, el general Von Brauchitsch, con el objetivo de permitir a los alemanes que condujesen tal y como estaban acostumbrados y así poder moverse fácilmente por las carreteras del país. La excepción se hizo en Praga, donde fue necesario retrasar el cambio durante más de una semana para cambiar cientos de señales de tráfico, relocalizar unas 100 paradas de tranvía y poner señales de alerta,tanto para los conductores como para los peatones, advirtiendo sobre el cambio.
Aunque los oficiales del sistema de transporte se apresuraron para cambiar el sentido de conducción, la precipitación en la imposición del plan causó numerosas complicaciones. Durante nueve días se vivó la situación esquizofrénica en la cual los conductores tenían que conducir por la izquierda cuando circulaban por Praga, mientras que si conducían por cualquier otro lugar de la República Checa debían circular por la derecha. Así pues, entrar y salir de la capital era un gran desafío.
El día en que el cambio en el sistema de circulación se introdujo en Praga, se llegaron a registrar un total de 26 accidentes – incluyendo la muerte de un peatón que por error se puso en el carril del tranvía. Además, docenas de pequeñas y grandes alteraciones se produjeron durante el cambio - como, por ejemplo, puertas de autobuses que se tuvieron que cambiar de lado. En un principio los pasajeros se tenían que bajar en medio de la carretera,así pues el conductor debía ser el primero en abandonar el autobús para confirmar a los pasajeros que podían salir del vehículo con seguridad.
Aunque el cambio de sentido en la circulación salió en las portadas de los periódicos durante semanas y a pesar de que en las carreteras se pusieron señales de alerta, tanto los conductores como los pasajeros no se acostumbraron al cambio hasta el cabo de unos meses. Hoy en día la República Checa es uno de los 164 países donde se conduce por el sentido derecho y ya no resulta posible ver ningún coche con el volante colocado al lado derecho más allá de dos excepciones: los coches antiguos y los vehículos especiales para discapacitados.
Vía | Radio Praga
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