Situado a unos 300 metros sobre el nivel del mar, el barrio de Strahov se eleva sobre Praga como la mítica Acrópolis. Su Partenón es el estadio deportivo de Strahov, símbolo de los mejores tiempos del comunismo y dolor de cabeza para las autoridades de hoy día.
Estamos en el año 1985. Miles de jóvenes prometedores se han reunido en el estadio de Strahov, en Praga, para participar en un ejercicio colectivo llamado espartaquiada.
Las mujeres lucen un maillot rojiblanco que se ajusta perfectamente a sus bellas figuras, los hombres se presentan en un chándal azul. No faltan niños y soldados. El régimen comunista no sospecha aún ningún peligro y Strahov vive sus mejores tiempos.
Pero comencemos desde el principio. El proyecto para la construcción del que iba a convertirse en uno del los mayores estadios deportivos del mundo surgió en 1926, obra de los arquitectos Ferdinand Balcárek y Karel Kopp. Fue diseñado para acoger los encuentros de la asociación de gimnasia Sokol, muy populares en aquel entonces.
La realización se llevó a cabo entre 1933 y 1938. En los años 40, el estadio alcanzó su forma actual, según afirma Vladimír Srb, presidente de la Asociación Checa de Educación Física.
“En 1945, las tribunas de madera fueron sustituidas por las de hormigón, sólo una, la oriental, se quedó tal como estaba. Esta no era utilizada por los espectadores, sino por los gimnastas, ya que detrás de ella estaban situados los vestuarios”, indica Srb.
Una vez que asumieron el poder en 1948, los comunistas acabaron con los encuentros de Sokol, temiendo una posible rebelión contra el régimen totalitario que pudiera surgir de estas reuniones masivas.
Para recompensar de alguna manera al público, muy aficionado a los ejercicios colectivos de Sokol, el Gobierno introdujo una actividad semejante, titulada espartaquiada. Vladimír Srb explica en qué consistía exactamente.
“Era un ejercicio colectivo de gimnasia elemental. Se puede comparar con exhibiciones modernas de aeróbic. Pero mientras éstas cuentan con unos 15 o 20 gimnastas, en una espartaquiada actuaban hasta 16.000 a la vez”.
La primera espartaquiada se celebró en el estadio de Strahov en 1955, con motivo del décimo aniversario de la liberación de Checoslovaquia por el Ejército Rojo.
A partir de entonces y hasta 1985, estos monumentales encuentros deportivos se realizaron en Strahov cada cinco años. La única excepción fue el año 1970. El régimen comunista, estremecido por la Primavera de Praga, temía que algo semejante volviera a repetirse.
Hay quienes dicen que el estadio de Strahov fue el más grande de su época a nivel mundial. Cuenta con una superficie de 60.000 metros cuadrados, que corresponde a unos diez campos de fútbol, aproximadamente. En cuanto a su capacidad, los datos no coinciden, según advierte Vladimír Srb.
“Algunas fuentes indican que la capacidad del estadio es de 225.000 personas, pero yo creo que es exagerado. Aunque, sumando el número de los espectadores en las tribunas al de los gimnastas, que puede llegar hasta 32.000, podría ser verdad”, opina Srb.
Según el presidente de la Asociación Checa de Educación Física no era su superficie ni su capacidad lo que distinguía al estadio de Strahov de los demás, sino sus parámetros técnicos.
Es interesante, por ejemplo, que el campo estaba inclinado de manera que entre sus dos extremos existía una diferencia de altura de casi dos metros. Vladimír Srb explica el porqué.
“Muchos opinan que era para que el agua de lluvia se fuera más rápido. Pero no es así. El estadio cuenta con un buen sistema de drenaje. Era para que todos los gimnastas vieran bien al entrenador que les daba señales con banderas y así pudieran coordinarse mejor”.
Otra curiosidad técnica la representan los parámetros acústicos del estadio, continúa Srb.
“Bajo la superficie del campo había 72 pozos de hormigón. Allí se colocaba la técnica acústica. Si la música se emitiera sólo desde un extremo, llegaría con mucho retraso hacia la otra parte del estadio”.
Después de la Revolución de Terciopelo, en 1989, que puso fin al régimen totalitario en Checoslovaquia, Strahov perdió su importancia y comenzó a envejecer. El Ayuntamiento de Praga, que lo heredó del antiguo Gobierno comunista, hizo varios intentos de encontrar un uso para esta megalómana obra arquitectónica.
Un año, por ejemplo, se celebró allí un torneo de polo. Otro año se realizó una competición de rallycross. En ambos casos, fue imposible crear condiciones idóneas para estos deportes. También otros planes fallaron, según cuenta Vladimír Srb.
“Existen planes para construir en Strahov un estadio de fútbol. Hay proyectos para hacer allí un polideportivo. Incluso se proponía realizar allí una pista para el patinaje de velocidad. Pero luego se descubrió que, debido a la polución, el hielo no sería bueno”, enumera Srb.
Ni siquiera el concierto de los Rolling Stones, que en 1990 atrajo a las tribunas de Strahov a unas 150.000 personas, logró cambiar el destino del estadio, que poco a poco se está convirtiendo en ruinas.
Actualmente lo está utilizando el club Sparta de Praga, que lo tiene alquilado del Ayuntamiento para otros 20 años, aproximadamente. Los ocho campos de fútbol que tiene allí sirven para los entrenamientos. Las tribunas y los edificios adyacentes se encuentran bajo la administración de la Asociación Checa de Educación Física.
Nadie sabe qué será de esta gigantesca construcción en el futuro. “Lo más probable es que ceda paso a las grandes compañías constructoras que lo convertirán en un barrio residencial”, concluye tristemente Vladimír Srb.
Vía | Radio Praga